Voces para sumar

El deporte es una práctica ampliamente reconocida que se encuentra en diversas culturas alrededor del mundo. El fútbol, en particular, es prácticamente popular en todos los rincones del planeta y, mientras millones de personas siguen los avatares de los equipos profesionales, muchos millones más practican el deporte durante diferentes etapas de su vida con diferentes niveles de habilidad y de intensidad competitiva.

Muchos son los niños y jóvenes que aspiran a ser profesionales del fútbol, que sueñan con debutar en primera división y hasta con representar al país en la Selección Nacional. Los jóvenes que entrenan diariamente en las categorías juveniles masculinas de clubes que tienen sus primeros equipos militando en la Primera División del fútbol argentino se reconocen en una situación ventajosa respecto a otros jóvenes, que si bien pueden tener sus mismos sueños, no frecuentan los mismos espacios de entrenamiento ni establecen vínculos con las personas que allí se desempeñan. La experiencia que logran forjar en dichas instituciones es concebida por ellos como trascendental e inclusive muchos de ellos se juzgan a sí mismos como “un elegido” por poder estar allí: integrar las
juveniles es una oportunidad que no hay que dejar pasar. Es fundamental comprender la relevancia que asume el entorno social para la construcción de las representaciones de los niños y los jóvenes, y para la conformación de ideas que se construyen en torno al fútbol, sus prácticas y sus protagonistas.

La idea que se construye sobre la figura del futbolista muchas veces es parcial y tiende a una idealización del deportista profesional. Los medios de comunicación, referentes fundamentales de construcción de imaginarios masivos, se encargan de proyectar las historias de vida de algunos deportistas que se transforman en ídolos y sus “historias triunfales” fomentan la ilusión de miles de jóvenes que optan por aferrarse a estas historias con la esperanza de que algo similar les suceda. Se presenta el resultado al que arriban unos pocos deportistas, sin señalar la complejidad del camino transitado por miles de ellos. Desde muy temprana edad los deportistas comienzan a enfrentarse a jornadas arduas de entrenamiento, debiendo realizar esfuerzos físicos extremos para demostrar que son capaces de adaptarse a los requerimientos que los clubes en general y los entrenadores en particular exigen. Sin embargo, el esfuerzo y la perseverancia no garantizan lograr las expectativas generadas a partir de esas historias conocidas, y eso puede habilitar el sufrimiento. Existen una multiplicidad de historias diferentes, y es necesario que deportistas con experiencias de vida diversas tengan voz para dar a conocer aspectos de la profesión que desde distintos ámbitos no son tenidos en cuenta, y que solo el deportista por su trayectoria vivida puede conocer y transmitir a otros deportistas.

Muchos de los jóvenes que se encuentran en la etapa formativa han reconocido realizar una práctica que disfrutan, les encanta jugar al fútbol y tienen una motivación intrínseca por desarrollar una actividad que les es gratificante por sí misma. Pero diferentes momentos disruptivos, como el quedar libre o sufrir alguna lesión, pueden irrumpir en sus trayectorias y si no cuentan con un acompañamiento integral pueden desencadenar en un abandono temprano de la actividad. Es necesario que desde los clubes, con grupos de trabajo interdisciplinarios, se acompañe al deportista en su día a día atendiendo a las necesidades que le puedan surgir, se incentive a considerar la formación como un fin en sí misma y no como un medio para lograr un determinado objetivo, y se prepare a los futbolistas para poder hacer frente a lo inesperado.

Sería importante sumar al campo deportivo nuevas voces que desde la experiencia vivida y desde los saberes académicos puedan colaborar con la redefinición de concepciones, incorporando nuevas representaciones, ampliando definiciones y principalmente generando reflexiones en torno al deporte y sus protagonistas.