El deporte y el “SER” deportista

Soy Marcos Di Lorenzo, Coach Ontológico Profesional y Deportista, más Precisamente Futbolista.

El deporte nos acompaña a lo largo de nuestra vida, no hay actividad que podamos desarrollar en la cual no esté el deporte relacionado, trascendiendo raza, cultura, sexo, religión y clases sociales, en un principio como recreación, como diversión y complemento de nuestra educación y formación. Aun así, en ocasiones, desde los primeros años de la infancia, se deposita en el niño/a grandes expectativas en torno al deporte que nos gusta, como una manera de salvarse si se quiere, mediante el dinero que se puede llegar a ganar si logramos practicarlo de manera profesional. Dicho esto, me gustaría detenerme en la parte emocional de las personas, ya que somos seres emocionales que razonamos, las decisiones y relación con el deporte, no escapan de esa regla. Es por ello, que según como nos auto percibimos, como nos relacionamos con las demás personas y el entorno, tiene relación directa con los resultados que alcanzamos en la vida, y por supuesto en el deporte.

Como interrogante y punto de partida, en el cual propongo profundizar en este artículo, es que siente? Qué piensa? Que cosas le pasan a ese niño/a, adolescente o adulto/a que practica algún deporte. Es muy común enfocarnos en ese ser que practica determinado deporte, siempre, dentro del campo de juego, sus capacidades habilidades técnicas, en cómo se adapta tácticamente, en como mejora dicha técnica y táctica mediante entrenamientos y automatización de movimientos, nos enfocamos en su fortaleza física, velocidad y potencia, que no está mal, de eso se trata, pero donde queda lugar para la persona, su sentir, en cómo percibe e interpreta la realidad, como gestiona sus emociones y si gobierna o no sus acciones. Como logra sobreponerse a las frustraciones? sale fortalecidos de ellas? Resulta ser un aprendizaje o un obstáculo para disfrutar de lo que ama hacer?. Humildemente, creo en nuestra infancia, como nos relacionamos con el deporte, termina de alguna manera construyendo nuestra personalidad e identidad, el “ser deportista” desde una mirada Ontológica.

Por citar un ejemplo, que sucede con el niño/a que carece de habilidades técnicas y destreza para practicar algún deporte? Que pasa con los clubes de barrio, en los cuales muchos niños y niñas forman parte de las diferentes categorías de futbol infantil? Se enfrenta a las expectativas de sus padres, que proyectan en ellos/as sus frustraciones y creen saber cómo evitar que sus hijos e hijas fracasen, los técnicos que priorizan la competencia antes que la formación, por ende juegan los mejores, y ese/a que es juzgado como no el mejor, como percibe esa realidad construida en base a juicios y prejuicios por parte de adultos que como efecto colateral generan desmotivación, falta de confianza y práctica del deporte con sufrimiento, sin disfrute, con altos decibeles de estrés, que alejan al deporte de su esencia, el disfrute, el gozo, la salud física y mental de ser humano a cualquier edad.

Como cierre y conclusión, anhelo que como sociedad empecemos a ver al deporte como integración e inclusión, un espacio en el cual podamos conocernos, potenciarnos y agregarnos valor, que en la infancia sea un espacio de contención en el cual se transmitan valores y principios, de generación en generación, que construyamos cultura deportiva sana, acompañemos padres e hijos a que incorporen Habilidades socioemocionales para una mejor calidad de vida.

Esta es mi mirada sobre el deporte, integral y trasversal al ser humano, hay una frase que dice “ si tratas a una persona por lo que puede llegar a ser y no por lo que es, hará todo lo posible por convertirse en ello”, entonces que el deporte sea el medio para que quienes lo practican conecten con su mejor versión, y se superen día a día, con una competencia sana a nivel emocional, donde la GENEROSIDAD, HUMILDAD, ENTUSIAMO, CONFIANZA y COMPROMISO sean los valores que enarbole el deporte.